p e r f i l e s d e c i u d a d

lunes, 7 de mayo de 2018

En los campos verdes



En los campos verdes de la infancia
margaritas amarillas resolvían
nuestras quimeras.
Daba la certeza un confiado azar
y bastaba un sí o un no
para obtener el fin de la incógnita.
Alegres y tristes tiempos
de insospechadas soledades.
No todo eran cuentos de hadas,
mas la felicidad estaba a corta distancia,
nuestras demandas eran sencillas
y con poco satisfechas.
Ignorábamos aún el capricho
de la existencia voluble,
creíamos que el milagro
no era gracia que concedieran los dioses,
sino la física propia de la realidad cotidiana.

No es la infancia el paraíso perdido
del que salieron un tal Adán y una tal Eva.
Muchos se encuentran
sin dirección ni norte,
en un océano inmenso sin costa
donde hallar el refugio
en el abrazo cálido que los acune
de sus miedos en la noche.
Sólo tienen el balanceo agónico
de la balsa de su desastre.
Niños que esperan alcanzar la fuerza
para mover montañas,
retirar los muros que los oprimen
y volar con alas recias.
Sus manos pequeñas poco abarcan
más allá del alimento
que se llevan a la boca.
Es su universo ficticio el que los salva.
Acostumbrados a las rígidas reglas
de sus juegos,
apenas entienden de un mundo ajeno y caótico
que ha convertido su espera
en antesala del infierno.

Pocos salvarán la vida
llegando al vergel que un día imaginaron,
la gran mayoría hará fuerza de su rabia
o sucumbirá a fuerzas mayores.
Se hundirán en el lodo aquellos
que galopaban a lomo del caballo
de sus piernas,
lucharon contra dragones y fueron
héroes de sus fantasías sin límites.
Practicaron el vuelo con sus brazos
agitándolos como graciosas aves
que surcaban el cielo de su sueños,
pero nunca lograron traspasar
las densas nubes oscuras,
de aquel firmamento que los apresaba.
Quisieron cruzar el tupido telón
de sus desgracias,
con la valentía y destreza
de la confianza firme aunque ingenua.
Aspiraban a lo más alto,
cubiertos de fino plumón
desearon en sus nidos
hacerse adultos serenos.
Creyeron superar los peligros,
imaginaron un mundo perfecto
detrás de la amenaza que ocultaba
la promesa de la luz intensa del sol
siempre radiante a pesar
de los días nublados,
desde sus miradas tiernas,
llenas de grandes esperanzas.

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