p e r f i l e s d e c i u d a d

viernes, 18 de mayo de 2018

Tinta china


Se ha derramado la tinta
sobre esta página impoluta.
Volcado el viejo tintero,
la negra senda cabalga
la hoja en blanco.
Ciega su mirada traslúcida,
enmudece sus palabras,
profana su desnudez,
extiende su lascivia
con sinuoso movimiento
por el territorio virgen.
Avanza con sus pasos
sigilosos la alevosa ameba,
nublando la nívea claridad
como en una noche tormentosa,
y pierde su inocencia la virtud.
Entregada esta pura doncella
a tan devastador tirano
de malicia ebrio,
sin posible renuncia,
abre su cuerpo frágil,
con estéril coraza.
Sobre ese lienzo blanco,
sábana manchada de ultraje,
ha dejado marcada
la huella de su deshonra.
Inunda sus inmaculados espacios
el negro celaje
de turbios deseos,
oscurece el esperanzado horizonte
que dibuja malos presagios.
Ningún sol volcará sus rayos
en esta tierra herida
que anunciaba el alba
de una bella promesa
cuando descargó la tempestad su ira.
La mirada cándida
se teñirá de aciagos augurios,
cubriendo su viscosa textura
de sombría noche
su recién estrenada belleza.
Tragada por este pozo oscuro,
no hay estrellas en su universo,
sólo demonios con largos brazos
rodeando su aterido cuerpo,
invadiendo sus más recónditos
dominios.
Huyen los placeres ante
la lanza del tormento.
¿Qué puede sentir
este corazón de intenso ébano
sino vileza y desprecio?

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