Sé que pude construir
canales
aledaños a su flujo,
desvíos forzados hacia
otros entornos
cuando, obstinada,
persistía,
en seguir el ya
trazado sendero.
Lo intenté y aprendí
del fracaso
A veces, comenzaba a
discurrir
por nuevas tierras,
humedecía apenas el
suelo
de varios tramos del
imberbe cauce,
pero, rápido, su
alegre espuma
era tragada por la
aridez del
iniciado territorio.
Me costó reconocer su
ley,
que sella en un mapa
profundos surcos por
orden suprema.
Lo intenté y aprendí
del fracaso.
El agua es sumisa a su
poder
y yo, su libre siervo.
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