p e r f i l e s d e c i u d a d

lunes, 14 de mayo de 2018

No sabéis



No sabéis nada de mí,
podréis inventar mil historias,
sacar conclusiones,
interpretar mis actos;
con supuestos y premisas,
desarrollar teorías sobre mi comportamiento;
argumentar razones que no darán
en la diana de vuestros ojos
sin acertar ni por atisbo.
Vuestra imaginación abarca
todo el campo de lo posible,
sin embargo, tras la deducción,
que creéis clara y bien definida,
vuestro elaborado juicio
dejará fuera de sus averiguaciones
la más posible y verdadera.
El mundo de la probabilidad es infinito
e infinitos sus errores.
Me tenéis frente a vuestro escrutinio,
pero mis gestos no asienten
a vuestros interrogantes.
Mi conducta os confunde
de un extremo a otro,
sin aguja del dial que la marque,
sólo el impulso enfermo
de las mundanas valoraciones.
Al mirarme no me veis,
bajo el disfraz de mis adornos,
oculto mi desnudo
y me camuflo entre la gente.
Deseo desaparecer del escenario,
desarrollar la representación
confundido entre el público,
cubrir mi pecado impuesto,
ese que me obliga a deambular
por las calles,
con el traje apretado del miedo.
No aliviará mi secreto compartirlo
sino que aumentará su peso.
Algunos llevan la cruz visible,
se pasean con ella haciendo penitencia
delante de todos,
aceptando las lágrimas ajenas,
que tal vez sean
paños calientes para su alma.
Por ello, deben conformarse
con ser mirados no de frente,
sino desde la altura del privilegiado.
Nací con el extraño sentir
del orgullo,
que a veces es la mejor defensa
para no sentirte vencido por la vida.
Abrir el corazón de par en par
sería desangrarme,
y la lástima me da pena.
No busca mi cuerpo herido
los paliativos cuidados,
ni el desahogo egoísta
que reclaman mimos y atenciones,
sólo quiere mirarse en el espejo
y encontrar el reflejo digno.
Ese es mi primer y último propósito. 

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