Llegó la primavera inundando
tu juvenil cuerpo,
un sopor recorre sus
recónditos parajes.
Abres tu boca para llenarte
del aire
cargado del polen germinal.
Hambriento de otros nutrientes,
cierras tu estómago,
prefiriendo otras carnes.
Concentrado en un punto,
tu sangre acude con urgencia.
Centras tu mente en sensual
imagen,
danzas las letras sobre un
nombre,
buscas el ritmo melódico de
las palabras,
entre tus torpes líneas,
para bautizarlo convertido en
tu religión.
Tu espíritu flota entre nubes
de suave espuma
mientras un terremoto
en tu corazón se desencadena.
En tu devota mirada mística,
llegas a tocar el cielo
con el éxtasis de su visión.
La vida en ti palpita
y en descarga eléctrica se
proyecta,
desde la punta de tu cabello,
hasta la planta del pie.
Joven adolescente,
¡se te va a juntar la merienda
con la cena!
¡Ay, el amor, cómo nos
alimenta!
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