Cariño, dices la verdad tantas
veces al día,
cómo creer tales comentarios
injustos.
No es cierto que cuando vienes
con hambre,
y te sirvo la comida,
acaso no tienes razón cuando
me gritas:
está muy caliente o vaya
mierda de filete,
nunca sabes hacer nada.
Me conoces tan bien, cómo no
admitir tus palabras.
Eres pura basura, ni para
follar sirves, y es cierto.
Dame una cerveza fría, limpia
más la casa.
Me fío de cada cosa que
comentas
porque son verdades todas.
Venga, ponte guapa y vente a
la cama,
quítate ese horroroso camisón,
pareces un fantoche, un bulto
deforme.
Qué gorda y vieja estás,
quítate ya esas bragas,
ábrete de piernas.
Muévete, que pareces una
muerta.
Quita, puta, de encima, mejor
será que la chupes.
Anda, que no sabes hacer que
un hombre se corra.
Inútil hasta para mamarla.
Así, venga dale, dale más.
Me cago en tu puta madre,
quieres hacerlo mejor, joder.
Chupa, chupa, chupa. Perra,
traga,
Uf, uf, aggg, trágalo todo. Quita
ya de ahí.
Cariño, siempre me dices la
verdad,
qué puede importar una mentira
de nada,
que no puedes venir a casa
esta noche,
que tienes trabajo en la
oficina,
que hasta dentro de una semana
no volverás.
Te reclaman asuntos
importantes
y debes responder a la empresa
como exige tu reputación.
Debo reconocer que la vecina
es una chica guapa, un pedazo
de mujer,
como dices, una buena jaca
con las tetas gordas y bien
puestas,
no como las mías, caídas y
flojas.
Después de tantas verdades
que a diario salen de tu boca,
cómo dudar de ti, cariño mío,
cómo no confiar en tu palabra.
No debo escuchar esos rumores
ni lo que los demás dicen que
ven.
Miente la bruja de mi hermana,
me dices,
con sus extrañas historias.
Mira que eres tonta, anda
vente a la cama.
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