p e r f i l e s d e c i u d a d

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Carmen



Carmen, tómate la pastilla.
Que no, mujer, que es la misma de siempre
y no otra,
¿que comprimido recubierto
no lo ponía antes en la caja?,
bueno, será que han cambiado el formato.
Pero seguro que sí vendría escrito
dentro en el prospecto.
No, no es más grande,
¿no ves que es igual a todas?
Carmen, ¿te has duchado?
¿Seguro?
Tienes descuidado el pelo.
¿Qué has comido hoy,
sólo frutas?
¿Tienes leche?
No hay nada en el frigorífico,
¿por qué no quieres abrirlo?,
¿qué temes encontrar en su interior frío?
Carmen, anda, ponte un vestido limpio,
péinate y salgamos a dar una vuelta,
por aquí cerca, que te dé un poco el aire.
¿No quieres? Prefieres ver la tele.
Ya, no se coge Telecinco.
Será algo de la antena.
Que no mujer, que nadie ha cambiado el cable.
Sí, hace calor, pero no es la casa,
es que el verano se está alargando.
¿Que unos niños quemaron algo
para hacer brujería y por eso
hace tanta calor?
No, Carmen, el pintor no ha dibujado
un demonio en el suelo,
ni los gitanos encienden un motor
para hacer conjuros maléficos.
¿Que por eso hace esta calor insoportable?
¿No quieres que venga nadie a cuidarte,
qué no lo necesitas,
qué tú sola puedes hacerlo?
Anda, Carmen, si no te tomas la pastilla
empeorarás.
¿Que no la quieres tomar?
¿Que te hace daño?
El otro día, ¿por qué las tiraste a la basura?
¿Porque no eran las que tomabas?
Que no mujer, que son las mismas.
¿Que te arde el cerebro
y todo el cuerpo te pica?
Piensas que te harán un agujero en la garganta.
Que te lo han dicho ellos.
¿Quiénes? Ah, los zombis,
¿y que han metido una tráquea en el frigorífico?
Carmen, ¿no comprendes que necesitas
que te cuide alguien?
Si quieres vivir en tu casa
debes dejarte cuidar.
¿Que no quieres ingresar?
Ya lo sé...
¿Que no quieres que te lleven
a una residencia?
Ya lo sé...
Pero, Carmen, si quieres estar en tu casa
y hacer lo que te apetezca,
si quieres que te dejen elegir cómo vivir,
al menos, debes aceptar esa ayuda.
Es por tu bien, Carmen.
Deja que entremos en tu mundo,
ese que en realidad todos tememos
y tratamos
de encerrarlos bajo llave.
Permítenos visitarlo unos instantes.
Sabemos que te atormenta
día y noche.
Deja que entremos,
para ayudarte a espantar a esos monstruos,
con esta pastilla y palabras cariñosas
aliviar tus infiernos.
No tengas miedo, Carmen,
no quieras luchar con esos demonios
tú sola.
Podemos espantarlos,
ahuyentarlos como moscas
y echar algo de sustancia tóxica
contra ellos y matarlos,
para que dejen de molestarte.
Carmen, cuánta pesadumbre en tu cabeza,
cuánta suspicacia.
Estás alerta a cada reflejo
que entra por la ventana,
el más mínimo ruido te atemoriza.
Cualquier objeto es una horrible amenaza,
un anuncio del mal.
Te encierras en ese laberinto de tu mente,
el oscuro territorio de tus terrores,
donde el peligro acecha
bajo el disfraz con el que se cubre
el enemigo.
La magia negra que te han hecho.
Te hacen tanto daño esos fantasmas
de tu mente.
No fue la vida dulce para ti,
aquella, la de los cuerdos.
No admitieron tus rarezas.
Cuando tus ventanas estuvieron abiertas
y el amor entró y se fue,
pudiste serlo y no fuiste
princesa.
Poco a poco la soledad se hizo más grande,
llenándose tu tranquilo bosque
de cazadores perversos
que te tendieron sus trampas.
Carmen, la vida es para ti
este terror continuo
que no alivia esa pastilla
que tanto odias
¿Qué hay en tu mente torturada?
¿Qué dolor habita en tu casa?
¿En qué inmensidad te hayas perdida?
¿Qué se intuye detrás de esa mirada
dónde no dejas acercarse a nadie?

Carmen, cuando sonríes,
pareces una niña asustada.























No hay comentarios:

Publicar un comentario