p e r f i l e s d e c i u d a d

jueves, 23 de noviembre de 2017

Veo sus rostros



Veo sus rostros semejantes y sus lenguas tan distintas.
Su dolor es el mismo dolor humano.
Veo el castigo de su miseria
pero, ¿es acaso esa vida menos vida?
Exhiben su obscena riqueza aquellos que los desprecian,
mujeres bellas, bellos hombres en pasarelas de vanidades,
niños consentidos infelices que reclaman todo.
Dueños de este mundo son dioses
que desde sus púlpitos se muestran orgullosos
de un éxito que no es mérito propio
sino inmerecida herencia.
Aún confían en un dios los desheredados,
a pesar de la pobreza y su hambre.
Frente al escaparate de los deseos,
la dignidad en una mirada,
en el surco de la piel dolorida,
arañada el alma por la cruel injusticia,
heridas que no cicatrizarán nunca.
Sus palabras no escriben discursos
y sus voces cotidianas se perderán
en el vacío del olvido.
Van con las manos llenas de nada,
los ojos clamando al cielo de su infierno.
En la boca un grito ahogado
y el destino grabado en el pecho.

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