p e r f i l e s d e c i u d a d

lunes, 4 de diciembre de 2017

Centro



Estoy perdido y acabado
dentro de un círculo, en su centro,
equidistante de todos los puntos
de su circunferencia,
totalmente fracasado, sin salida,
un simple rodar en su movimiento viciado.
Ya ni escucho la música de los placeres,
ni nada me ilusiona,
todo es puro trámite que llega
y pasa.
Estoy perdido y, por pura supervivencia,
choco en intentos que no consiguen
saltar esa frontera
en la que me encuentro atrapado,
dentro de una atmósfera saturada,
por el rumiar de los actos cotidianos
que no conducen a ningún lugar,
errando a cada paso,
porque no hay desahogo en su encierro.
Debo respirar calmado para no consumir el escaso aire
y disfrutar del vuelo y el canto de las alegres aves
que me consideran nido en su árbol.
Si actúo con un plano bajo el brazo,
poniendo entusiasmo y eso tan atroz
quizá, que es la esperanza,
soy tragado por ella,
y os advierto, dentro de su pompa
engreída y fanática,
hay sólo caos y el azar de probabilidades.
Entonces cedo en todo intento,
dejo que esa ecuación de igualdad
extraiga mejores resultados
y que la equis valga más que cero.
Estoy perdido y no me perdono
el no luchar todo lo posible
por lo que realmente quiero,
mientras,
por otro lado, reconozco,
que salto charcos, pero acabo siempre
ensuciándome de barro.
Es mi mirada mi propia mentira
y no hallo nunca el norte,
lanzando absurdos globos al viento
cuando tendría que saber dirigirlos.
En el centro
de su fuerza de acción estoy perdido,
haga lo que haga no saldré
de sus límites.
O lo acepto o, como un neutrón,
acabaré anulado.

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