p e r f i l e s d e c i u d a d

sábado, 13 de enero de 2018

Arcano



El arcano que esconde la vida
es copa que no beberá humano,
creado el universo se rompió el molde.
Perdidos, sin cartografía que nos oriente,
vamos como borracho,
dando tumbos de un lado a otro.
Hay que buscar el punto exacto de los ingredientes,
pero el guiso de la vida sólo aspirará
a la imitación pobre del protagonista
cuyo poder infinito y dones son inabarcables.
Grandes y lejanos paisajes oteará este barco velero,
pero la gaviota llegará antes a la orilla.
Pondrá fuerza el viento y los brazos de los marineros
remarán entregados,
creyendo cercana la promesa de un oasis,
pero la paloma volará antes a la isla.
Seremos águila y, vencedores, llegaremos a tierra
marcando el territorio con nuestra bandera,
pero triste destino el nuestro.
Seguiremos en la eternidad de este laberinto,
océano sin caminos trazados,
pequeños en su inmensidad.
Navegamos sin rumbo,
creyéndonos dueños de nuestra aventura,
pero no somos tierra,
no somos mar,
no somos cielo,
seremos águila, paloma, gaviota,
serpiente, león y hormiga,
pero no seremos viento,
lluvia o rocío,
ni la más apagada estrella.
Seremos ligeros como un trueno,
pero nunca la tormenta.
Puede el todo conocer sus unidades,
pero la parte sólo puede mirar
hasta donde alcance su vista.
La imaginación será su cómplice,
los sueños, puentes para cruzar valles,
fe y confianza para no desistir en la empresa,
esperanza para no morir en los fracasos.
Mas por mucho que alargue sus dedos,
no rozará siquiera, el contorno de tan divino rostro.
Más ancho es su horizonte.
Sin embargo, el día más claro
no nos dejará ver más que espejismos
en su nebulosa línea.
Lanzados a esta infructuosa aventura
que nadie decidió emprender,
aun así, persiste nuestro espíritu.
Le basta la recompensa de saborear
el dulzor de pequeñas metas
y no resignarse a la amarga hiel
de esos labios, contorno del abismo
de su boca,
límite que marca nuestra pasión y nuestra ceguera.

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