Se desmorona este edificio.
Lo presiento.
Oigo su crujir por las noches.
Aparecen nuevas grietas por
las paredes
y el techo se hincha
como una burbuja de aíre
a punto de estallar y caer
sobre mi vulnerable esqueleto.
Se desmorona este edificio
y los andamios no van a
evitarlo.
De nada sirvió pintar y poner
parches
cotidianos y simples arreglos
ante su destructora
inclinación.
Ruge cada noche como el
lamento
de una fiera que siente
cercana la muerte
y lucha por vivir hasta el
último aliento,
impotente, paralizado por el
terror,
abocado a su desenlace.
Me arrastra a su obstinada
meta.
Soy prisionero en su ruina,
encerrado sin llave,
no puedo salir corriendo.
De nada han servido los
remedios
ni mi empeño por engañar una
realidad
que parece inevitable,
me llevará consigo en su
destrucción
y rodará entre sus escombros
mi cuerpo desmembrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario