Hay días que tirarías
todo por la borda,
levarías anclas,
bajarías las velas,
lanzarías los remos al
fondo del océano
para dejarte llevar a
la deriva,
sucumbir al naufragio total
o llegar a la isla del
tesoro.
Hay días en los que
todo se derrumba
y al edificio, que
hasta entonces
guardaba la línea
perfecta,
firme en su base y
muros resistentes,
le han salido grietas
de la noche a la mañana.
Peligra tu vida si te
quedas dentro
y sin nada quedas si
escapas.
Hay días que
preferirías meterte bajo la manta
y no salir de ese
cobijo
hasta que pase el
temporal
y el equilibrio vuelva,
ponga el fiel en su
centro
y la vida parezca
fluir con normalidad.
Hay días, y hoy
es uno de ellos.
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