Estás de nuevo ahí, hermosa luna llena,
por el recuadro de la
ventana has aparecido,
voluptuosa, con tus
perfectas curvas
y tu piel de porcelana
blanca.
Aún no esperaba verte
de nuevo,
¡ya ha pasado casi un
mes
desde tu última
visita!
Siempre tan rápido te
escapas
Y, por suerte, vuelves
tan pronto.
Es corta la alegría de
tu presencia,
te añoro y te temo,
por cómo estaré cuando
regreses.
Hoy me tranquiliza tu
paseo,
relajado
sobre el cielo
estrellado de esta noche,
porque puedo decirte,
querida amiga,
que las cosas siguen
igual
a cómo las dejaste,
en su lugar adecuado,
sin cambios drásticos,
manteniendo un dialogo
ecuánime con el
destino.
Aunque me rondan, como
tú ahora
en este anochecer
primaveral,
los tormentos que
amenazan
la fragilidad de
nuestra consistencia.
Tengo marcado en el
calendario
tu visita en aquel
lejano septiembre,
cuando me encontraste
llorando
la muerte de mi padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario