La pantalla se ha quedado en
blanco,
por su rectángulo no transitan
imágenes.
Impacta su repleta nada en la
sala vacía,
oscura como una noche de luna
llena,
de ulular de viento y aullidos
de lobo.
En el silencio las partículas
sordas se agitan
como lamentos de almas
hambrientas
con pesada carga, de ligero
cuerpo.
En su blanco se ausenta la
vida,
su agujero todo lo traga
allí donde el miedo se instala
con soltura
y nos ciega más que la
oscuridad.
Cerraré los ojos para buscar
los destellos
que se ocultan tras los
párpados.
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