p e r f i l e s d e c i u d a d

lunes, 19 de febrero de 2018

In púribus



Desnudo y frágil me entrego a su fuerza,
una gota en su indomable inmensidad.
Sin barco ni boya a la que asirme,
no hay más apoyo para mi cuerpo
que su propia armadura.
Pisar en su base líquida, desplazando
mis pies sobre su sordo y denso frío,
acariciado por la blancura de su espuma,
me abro paso hasta perder pie.
Vapuleado por las olas, vuelo
con las alas de mis brazos,
suspendido en su aire salino.
Está lejos ese horizonte aún más
por ser incierto,
nunca se deja alcanzar esa escurridiza meta,
infinitos sus límites en los cálculos de mi mapa.
Sin embargo, ¡parece tan claro
desde el que mira en la distancia
al amparo de algún puerto!
No aquí, presa de su territorio hostil e indómito,
como alga arrancada de sus raíces.
Después de este viaje, donde puse a prueba
mi ímpetu y resistencia,
sin rendirme al desaliento,
retornar a la playa, alcanzar la orilla,
arrastrado y revuelto entre guijarros,
tocar la arena,
sostenerme en su base firme,
al fin superado el vértigo de su abismo,
llegar más vivo y continuar la aventura
de nuevo en tierra.
O quizás muerto y vencido,
abandonado sin oponer resistencia,
esperar a que la marea de nuevo me recoja,
ofrecido como sacrificio a los dioses,
devuelva mi esencia a la vida
de la que un día partió.

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