Tócame como si fuera
vidrio frágil.
No agredas la zona delicada,
allí, donde la fundición
dejó su punto débil,
placer y tormento,
fuego y frío.
Respeta la forma que el agua
fijó
en aquel elemento licuado
y ten cuidado con la burbuja
de aire
que el soplo de vida
aprisionó allí su dolor.
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